domingo, 29 de enero de 2017

Sobre-expectativas.

Algunas veces quieres algo y obtienes algo diferente. 
La vida no es una maquina de conceder deseos. Eso está claro. 
Tienes que trabajar por las cosas que quieres, tienes que esforzarte. 
Sangre, sudor y lagrimas, como dice La Roca. 
Ser el más hambriento, el que trabaja más duro, da sus frutos, es cierto; pero también conlleva una gran cantidad de expectativas puestas sobre ti. Por querer ser el mejor, el que sobresale, el que obtiene la mayor puntuación y trabajar para lograr esa meta, pones sobre tus hombros una gran responsabilidad. 
No vas a defraudar a nadie si sacas un nueve en lugar de un diez. 
El mundo no va a terminar, no vas a destruir tu futuro.  
Entonces, ¿por qué te sientes decepcionado? 
Estas viviendo en una eterna competencia donde tu único rival eres tu mismo. 
Quieres ser mejor que tu yo anterior. Quieres superarte y conseguir más. 
Más éxito. Más reconocimiento. 
Es un camino peligroso si no sabes donde termina tu ambición y comienza tu ego. 
¿Estas haciendo esto por todas las razones correctas?
Aprender a ser un buen perdedor nunca fue una de tus prioridades. 
La vida no es una competencia. 
Esta bien querer destacar en lo profesional, pero no dejes que eso dicte como te sientes.  
Aprende a perder contigo mismo. Relájate y disfruta de los éxitos que has cosechado, no pienses solo en lo que pudiste hacer diferente o "mejor". 
Simplemente sé y haz lo mejor que puedas. 
Y sé feliz con los resultados. 

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